El IES Ángel Ganivet es un centro moderno que cumplirá ya 90 años de vida. Desde su creación un 14 de septiembre del 1933, durante la II República, se ha constituido en un instituto con mucha historia e historias de vida que se ha ido adaptando a los cambios sociales producidos en la ciudad y en el propio instituto, sin que a pesar de ello haya variado el espíritu innovador y la vocación de servicio para dar la “mejor formación posible” a los alumnos y alumnas que han pasado y pasarán por sus aulas.
En el momento de su “nacimiento” Granada sólo contaba con un Instituto General y Técnico, el conocido “Padre Suárez”, junto con el cual se convirtió en referente del mundo educativo granadino. Bajo la II República, que sentía la instrucción pública como un deber inexcusable y primordial y que se propuso resolver plenamente el problema de la Educación para que España fuese realmente una democracia, el gobierno provisional acometió un ambicioso plan de construcción de escuelas, con la intención de generalizar la gratuidad para la enseñanza primaria y secundaria atendiendo a reivindicaciones sociales igualitarias y de equidad, consecuencia del cual comenzó su andadura nuestro instituto como centro mixto en la calle Cárcel Alta (tal vez una dirección no muy afortunada para acoger a una institución educativa) de la mano de D. Aniceto León Garre, que desde nuestro Instituto “luchó por una enseñanza en libertad y por la formación de una ciudadanía más comprometida y solidaria” (valores que, todavía hoy, impregnan nuestro proyecto educativo y por lo que “D. Aniceto León Garre forma parte del patrimonio histórico de uno de los centros más emblemáticos de Andalucía”).
Pese al interés de la República por la educación, los comienzos no fueron fáciles. Poner en funcionamiento el instituto supuso para su director una gran epopeya a la que dedicó todo su tiempo e incluso su salud. D. Aniceto tuvo que encargarse de encontrar un local adecuado que diera cobijo al nuevo instituto y de prepararlo para su nuevo uso docente. Esta tarea resultó casi imposible por la penuria económica por la que atravesaban todas las instituciones, pero gracias a su creatividad y tesón al fin pudo abrir las puertas y recibir al alumnado.
Pero D. Aniceto León “tuvo que enfrentarse a las presiones sociales de su época y fue represaliado por su trabajo educativo con la irrupción de la dictadura franquista”2, fue suspendido de empleo y sueldo y destitutido de su cargo. Los valores republicanos no tuvieron tiempo de arraigarse en nuestro Centro, siendo suplantados por los valores “morales, sociales y académicos” que impuso la dictadura tras la Guerra Civil. Consecuencia de lo anterior nuestro Instituto dejó de ser un centro mixto, pasando a ser femenino al comenzar el curso 1939/40 por orden ministerial del 5 de agosto del 1939.
Veinticinco años más tarde cambiaba de sede y se ubicaba en la calle Buensuceso (nombre esperanzador y más a tono con la enseñanza). Este cambio coincidió con otros, no menos importantes, como el comienzo de la impartición de clases en el llamado “horario nocturno” debido al incremento en la matriculación.
Corría el año 1959, prácticamente no se había terminado la mudanza, cuando se produjo el cambio definitivo a la actual sede en la calle Ventanilla que contaban con unas magníficas instalaciones para la época: un elegante edificio de los años 30 dedicado a las actividades docentes que se complementó años más tarde con otro que permite albergar los servicios de Administración y Conserjería, además del aula de Tecnología y el Gimnasio.
Los años ochenta con el inicio de la democracia y sus renovados aires de cambio y libertad trajeron importantes modificaciones para nuestro Centro, lo mismo que para el resto de la sociedad. En el curso 80/81 se establece un servicio de biblioteca con carácter regular. Los famosos uniformes de colores gris y rojo impuestos para las alumnas dejaron de utilizarse y dieron paso en el curso 1983/84 a la reentrada de los alumnos varones en las aulas (aunque hay que reconocer que de forma muy minoritaria en los primeros años). En el curso 85/86 se crea una extensión en la calle Fábrica Vieja (con un total de 36 grupos de unos 40 alumnos y un claustro superior a 80 profesores). En el curso 87/88 se establece la jornada intensiva y se crea el departamento de Orientación.
Académicamente la adaptación a las nuevas realidades se manifiesta en la participación en programas bilingües y de intercambio internacional, en el establecimiento del Plan Alhambra de Informática en el 89/90 y la adopción del Sistema Informatizado de Centros, que con carácter experimental se implantó en el 90/91.
Con la llegada del nuevo siglo tienen lugar más novedades: en el año 2000, se implantan los ciclos formativos de Comercio, en 2004 recibimos la visita de la presidenta de Letonia, Varia Vike-Freiberga; en 2007 se realiza una nueva reforma de las instalaciones en la que se lleva la entrada principal de la calle Ventanilla a la calle Santa Bárbara y se implantan los ciclos Formativos de Artes Gráficas, en el curso 2007-2008 se convierte en centro bilingüe y se hace centro TIC y en el actual curso 2013-14 se implanta el plurilingüismo de francés e inglés, siendo el segundo centro de la provincia de Granada con estas características y quedando patente –como destacó la Consejera de Educación, D.ª Teresa Jiménez, durante la celebración de nuestro 75 aniversario- que el instituto Ángel Ganivet es un centro “que ha sabido aprovechar lo mejor que cada época ha ofrecido”; un centro que ha sabido “vivir el presente y proyectarlo hacia el futuro”. Y compartimos totalmente con ella, al cumplir 80 años, que es bueno recordar, “porque la memoria, cuando se activa, contiene más semillas de futuro que restos de pasado” y que la celebración de este aniversario nos refuerza en nuestros objetivos de modernización y en nuestro compromiso con el carácter activo, creador y social de la educación pública.
—Para ampliar la información sobre nuestra historia puede consultarse:
https://sites.google.com/iesganivet.es/nuestrahistoria/inicio
Sobre Ángel Ganivet
Conoce al personaje que da nombre a nuestro centro.
Algunos apuntes sobre ÁNGEL GANIVET (1865-1898)
Ángel Ganivet, literato y diplomático, nació mediado el siglo XIX en Granada, un 13 de diciembre de 1865, en el seno de una familia de clase media. Pronto quedó huérfano pues su padre murió cuando él tan solo tenía 9 años de edad, pasando desde entonces al cuidado de su abuelo materno.
Debido a un accidente, que a punto estuvo de costarle la pérdida de una pierna, comenzó tarde su estudios, pero pudo reponerse a la adversidad y logró realizar las carreras de Derecho y Filosofía y Letras en la universidad de Granada, doctorándose finalmente en la de Madrid.
Conoció a Miguel de Unamuno en 1891 y mantuvo con él una amplia relación epistolar parte de la cual se publicó en el Defensor de Granada.
Es considerado un precursor de la Generación del 98 y entre sus obras destaca sobre todo su Idearium español, obra que pese a su brevedad es de gran importancia para el pensamiento español del siglo XX.
Su carrera como diplomático dió comienzo en 1892 al ser nombrado viceconsul en Amberes. Posteriormente ascendió y fue trasladado a Riga, en donde se suicidó el martes 29 de noviembre de 1898, faltando tan solo dos semanas para su 33 cumpleaños.
A continuación reproducimos un fragmento del artículo de Luis Arias Argüelles-Meres, profesor de Lengua y Literatura Ángel Ganivet: «Aquel gran sentidor».
«De lo que me felicito es de poder contribuir a que sea mejor conocido aquel hombre de pasión, de pasión más que de idea, aquel gran sentidor, sentidor más que pensador» (Palabras Unamuno acerca de Ángel Ganivet)
Regeneracionista como Costa, forma parte de los precursores de la Generación del 98. Atormentado por padecer la misma enfermedad que llevó a la muerte a Daudet y que sufrieron Flaubert y tantos y tantos escritores y artistas del XIX y de principios del XX, puso fin a sus días tan lejos de aquella España a la que sentía con más pasión que rigor. Un granadino que pasa la última parte de su vida en el norte de Europa, emplazamiento geográfico por el que tanta atracción sintió Unamuno hacia el noruego Ibsen y hacia el danés Kierkegaard.
Ganivet le remite esto que sigue a Unamuno: «En España sólo hay dos soluciones racionales para el porvenir: someternos en absoluto a las exigencias de la vida europea, o retirarnos en absoluto también y trabajar para que se forme en nuestro suelo una concepción original, capaz de sostener la lucha contra las ideas corrientes, ya que nuestras actuales ideas sirven sólo para hundirnos».
Por último, es obligado referirse también al paralelismo que existe entre Larra y Ganivet. Males de España y males de amores. Vidas acortadas. Con más talento la obra de Larra, con más tormento la vida de Ganivet.